Introducción:
El aluminio, reconocido por su ductilidad, baja densidad y resistencia a la corrosión, se ha establecido como material esencial en industrias como la electrónica, comunicaciones y maquinaria. Uno de sus usos más destacados es en la fabricación de carcasas de aluminio. Pero, ¿cómo distinguimos entre aluminio extruido y fundido a presión?
El Proceso de Extrusión:
La extrusión se basa en aplicar presión a una barra de aluminio, llevándola casi al punto de fusión y haciéndola pasar por un orificio moldeado. Como resultado, obtenemos perfiles que son extensiones de un plano bidimensional. Aunque en teoría estos perfiles podrían extenderse infinitamente, las limitaciones prácticas, como el tamaño del equipo y las dificultades en el manejo de materiales largos, generalmente los limitan a unos 6 metros de longitud.
El Proceso de Fundición a Presión:
La fundición a presión es un método completamente diferente. Aquí, el aluminio se funde por completo antes de ser inyectado en un molde tridimensional. Tras enfriarse bajo presión, se desmolda, revelando una carcasa de aluminio fundido a presión. Esta técnica permite una gran variedad de formas y diseños.
Comparación entre Extrusión y Fundición a Presión:
Si bien ambos procesos pueden parecer similares, presentan notables diferencias. El aluminio extruido está limitado en cuanto a diseño, usualmente adaptándose a secciones bidimensionales. Por otro lado, el fundido a presión no tiene estas restricciones, permitiendo diseños como esferas huecas o carcasas con formas complejas. Sin embargo, a pesar de esta libertad de diseño, las carcasas de aluminio extruido son más comunes. ¿La razón? Los moldes de fundición a presión son caros, y su producción no es tan eficiente como la extrusión, elevando los costos.
Conclusión:
Al elegir entre aluminio extruido y fundido a presión, es esencial considerar el diseño, el presupuesto y el propósito de la carcasa. Si bien cada proceso tiene sus ventajas, la elección dependerá de las necesidades específicas del proyecto.